domingo, 2 de diciembre de 2007

Dejar la cocaína

La desintoxicación sin síndrome de abstinencia es posible.
El síndrome de abstinencia de la cocaína no es un comienzo ineludible de todo tratamiento para superar la dependencia de la cocaína, sino que por el contrario puede ser evitado con una específica intervención y tratamiento.
Para evitar el síndrome de abstinencia, es necesario recuperar las funciones cerebrales que han resultado dañadas por la adicción a la cocaína. Pero esto no es posible con una desintoxicación “tradicional”.
Las neuronas deben ser recuperadas con una intervención farmacológica que permita que el paciente no sufra ni síntomas de abstinencia ni ansia de consumo, y que más allá de este procedimiento permita también una recuperación de procesos cognitivos y afectivos que habían sido dañados, como la retención, la capacidad para leer, la conciencia o la serenidad.

Riesgos para la salud.

El riesgo de morir por una sobredosis de cocaína es para los consumidores de cocaína aproximadamente 20 veces menor que para los consumidores de heroína.
En Alemania menos del 2% de los muertos por drogas mueren por una sobredosis de cocaína. El riesgo de morir por una intoxicación de mezcla es sensiblemente mayor. Cerca del 6% de los muertos debido a drogas en Alemania se deben a una intoxicación de mezcla.
La cocaína puede producir psicosis cocaínica, síndrome de conducta que guarda gran parecido con la esquizofrenia paranoide, con la que a veces se ha confundido.
Aspirar la cocaína puede lesionar las membranas nasales, fumarla daña los pulmones y la inyección es peligrosísima por la alta probabilidad de sobredosis en esta forma de administración. La dosis mortal de cocaína, en inyección intravenosa única, es de un 1 gramo aproximadamente.
Además, la notable estimulación que provoca a menudo ha llevado a tener o provocar accidentes a los consumidores.
La cocaína aumenta el riesgo de sufrir trombosis, derrame cerebral e infarto de miocardio, acelera la arterioesclerosis y provoca paranoia transitoria en la mayoría de los adictos. La cocaína es el anestésico local más conocido.
Debido a la alta peligrosidad de adicción y la marcada toxicidad no se emplea más. La cocaína sirve como sustancia para muchos anestésicos locales, como por ejemplo: lidocaína, benzocaina y escandicaína.
En 1884 se introdujo por primera vez en terapias de oftalmología. El empleo de cocaína, de acuerdo con la ley de prescripción de sustancias anestésicas de Alemania, está permitido aún hoy en día.